sábado, 12 de diciembre de 2015

5.000

Yo.
Mujer, madre, doula.


Este jueves pasado día 10 de diciembre amanecíamos con esta noticia:
http://diarioenfermero.es/las-matronas-entregan-5000-firmas-contra-la-actividad-ilegal-de-las-doulas/. 

"Un grupo de matronas encabezado por Rosabel Molina, Emilia Redondo y Gloria Boal ha depositado esta mañana 5.000 firmas contra la actividad ilegal de las llamadas “doulas” -falsas “consejeras” de las mujeres embarazadas y cuya figura no existe formalmente en nuestro país ni en la Unión Europea- en el Registro del Ministerio de Sanidad. Su objetivo es que la cartera que gestiona Alfonso Alonso tome medidas reales y eficaces para acabar con un intrusismo profesional que puede tener consecuencias muy graves, ya que, tal y como ha recordado Rosabel Molina, ”pone en riesgo la salud de  las madres y de los recién nacidos”.

Recordamos que en febrero el CGE hizo público un "informe"  http://www.informedoulas.com/ en el que supuestamente se recogía de qué manera tenía el intrusismo que cometemos las doulas por el mero hecho de existir (dado que no compartimos ni funciones ni competencias con las matronas) y también la forma en que ponemos en peligro la salud de mujeres y criaturas. Ya me refería a este des-informe en otro momento (http://lawawadoula.blogspot.com.es/2015/02/informes-patriarcado-salud-y-mujeres.html). Y algunas asociaciones de doulas, en rueda de prensa, hicieron publico un dossier informativo que podéis encontrar en el siguiente enlace https://drive.google.com/file/d/0B6VYHiMSgE1TNEFEbWduVFFSc00/view

Así las cosas, un grupo de matronas no cejan en su empeño de denunciarnos y desprestigiarnos públicamente acusándonos de intrusismo y de peligrosas incompetentes para la salud de buena parte de la población. Su objetivo es "erradicarnos". Así es. Acabar con las doulas porque, repetimos, les quitamos trabajo (competencias y funciones) y no poseemos título alguno avalado institucional y oficialmente. "Ser doula" no es una profesión reconocida por el Estado. 

Photo submitted by Rebekah of Great Expectations.Es peligroso que personas haciéndose valer de expertas por un título (título que, como todos, precisa de unos conocimientos demostrados y calificados) mientan. No es cuestión subjetiva, personal, circunscrita a mi mismidad como doula. Es que hay un número considerable de estudios publicados por revistas científicas que demuestran los beneficios de un apoyo continuado durante el trabajo de parto. Cuando estas personas afirman (difaman) que ponemos el riesgo a la mujer y al bebé están faltando a la verdad, porque el acompañamiento emocional que realiza una doula - basado en la confianza y el respeto - repercute directa y positivamente tanto en la vivencia de esa mujer de su embarazo, parto y postparto así como en la disminución de intervenciones médicas durante el parto que derivan en partos instrumentales y cesáreas. No lo digo yo: http://evidencebasedbirth.com/the-evidence-for-doulas/

No me detengo más aquí.

En España no existe la profesión de doula. Tampoco hay estudios oficiales para ser doula. Esto también sucede en algún otro campo de acción (por no decir profesión, vale). Quizás haya que transitar el camino de la regularización para lograr un reconocimiento institucional y oficial. Quizás haya que seguir acompañando a mujeres y a sus familias e ir cosechando un reconocimiento social que nos permita seguir llamándonos doulas. La verdad es que no tengo respuestas para esta cuestión y me temo o me gusta pensar que la o las respuestas las podremos construir en común. Son muchas las asociaciones de doulas que existen en nuestro país y ya hay una plataforma que aúna a esas asociaciones trabajando por el común sentir y hacer para unificar criterios y formas de actuación. Somos muchas las que siendo gratificadas con más o menos dinero - en bastantes ocasiones con nada - estamos por el cambio de paradigma en la maternidad. 

Yo.
Mujer, madre, doula, feminista.
Quiero elegir cómo parir.

La figura de la doula es mutante. Se adapta a cada país, a cada entorno y en cada lugar adopta contornos diferentes. Aquí en España, dadas las circunstancias en las que se atienden a las mujeres que van a ser madres y a las criaturas que nacen, de la persecución y difamación a las que nos vemos sometidas las doulas por ciertas personas, personas que a su vez niegan y enmascaran la violencia que en la que se enmarcan los procesos maternales... estoy convencida de que aquí la figura de la doula tiene que estar en el lugar que le confiere sentido a su existencia: la doula tiene que estar con, para y por las mujeres (y sus criaturas).

Que quieran erradicarnos, eliminarnos, prohibirnos me molesta porque soy doula, claro. Porque no es verdad que yo resulte peligrosa para la salud de nadie. Porque sólo hay que echar un vistazo a los códigos éticos de las distintas asociaciones de doulas para comprender que - sencillamente- acompañamos. Pero esto está ya dicho y redicho y no quiero repetirme. Pero este odio visceral carente de razones y mucho menos de evidencia científica me molesta como mujer y como madre. Más allá de experiencias concretas en mi maternidad (puesto que cada cual tiene las suyas) estoy convencida de que estos intentos difamatorios propios de cualquier tribunal degenerado de la Inquisición (y los apoyos con los que cuentan a nivel institucional de CGE, el que haya sido borrado también nuestro nombre por el Ministerio de Sanidad en la Estrategia Nacional de Atención al Parto Normal, la Defensora del Pueblo y sus pocos apoyos provenientes de la ciudadanía) se deben a una profunda ignorancia y a un arraigado machismo de la profesión médica. Machismo que nos inunda y por supuesto que está presente en todos los aspectos de nuestras vidas tanto públicas como privadas. 

Estas personas están denunciando ni más ni menos el derecho a elegir cómo parir. Están intentando eliminarlo y castigarlo penalmente.
Es algo muy grave.

Podrías pensar que es un tanto pretencioso por mi parte equiparar la existencia de las doulas con la defensa del derecho a elegir. Pero no es así. Las mujeres no tienen por qué elegir a una doula para que les acompañe. De hecho, mayoritariamente no se da el caso. Pero no tener la opción de ser acompañada - ya no durante el embarazo sino en el trabajo de parto - por quien me dé la gana significa que me están imponiendo la manera en la que tengo que parir. Y por tanto no tengo el derecho de elegir un acompañamiento según desee. Lo que desee la mujer pasa a un segundo o tercer plano. Dirán que es por su seguridad. ¿Pero qué seguridad se pone en riesgo al ofrecer sostén emocional? (de nuevo, podríamos hacer referencia a los numerosos estudios que refrendan lo beneficioso de contar con una doula al lado). Nos inculcan miedo para vendernos seguridad con el fin de acabar con nuestra libertad.

Porque la libertad no se recorta. Se disfruta toda ella o no se tiene en absoluto. 

No nos debe valer cierto grado de libertad. Sigue siendo represión. Sigue siendo elegir por nosotras. Sigue siendo aquello de "tú déjate hacer que yo sé lo que te conviene". Así de importante es que se reconozca el derecho que tenemos a elegir cómo queremos vivir nuestras maternidades, más si cabe cuando hay evidencia científica de por medio. Pero no hay que pensar que éstas representan a todo el colectivo del personal sanitario. Muchas matronas y enfermerxs se sienten avergonzados y ninguneados porque un Colegio oficial lance tales documentos de bibliografía inexistente y se tire a degüello en una persecución sedienta de... ¿reconocimiento institucional?

A doula does not leave your side and does not change shifts. Credit: Great Expectations
Todas las doulas tenemos que juntarnos e impedir que se nos denoste públicamente y que como mujeres se nos infantilice e insulte de esta manera. Tristemente parece que no van a parar. Son insaciables en su ignorancia y machismo. Por ahora las instituciones españolas - de las que no cabe esperar tampoco gran cosa desgraciadamente puesto que en la defensa de los derechos sexuales y reproductivos han retrocedido unos cuantas décadas - les bailan algo el agua.

Necesitamos unirnos. Ser claras y contundentes.
Seguir acompañando y acompañándonos.
Continuar sembrando el camino de unas maternidades sostenidas y libres.